En este trabajo se presenta el caso de una mujer que padece Trauma Complejo y que es abordado desde un enfoque integrador y una mirada sistémica que ayuda a la comprensión del origen y mantenimiento del problema. Se presenta un total de 11 sesiones de evaluación e intervención que permitieron comprender la magnitud del problema en la vida de la paciente. En esta primera fase se pretendió una estabilización de los síntomas, así como la dotación de técnicas y herramientas de afrontamiento y autocuidado. Debido a la imposibilidad de pasar a la siguiente fase de trabajo con el material traumático per se por la baja funcionalidad que presenta la paciente, sumada a la gran sintomatología disociativa, se presenta a modo teórico e hipotético. Los resultados de la evaluación fueron prometedores y se logró crear un gran vínculo con la terapeuta, así como una gran adherencia al tratamiento. Por otro lado, el escaso número de sesiones recogidas no permitieron obtener unos resultados del todo concluyentes acerca del éxito futuro de la terapia.
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