Alrededor de 400.000 niños son diagnosticados de cáncer cada año. Aunque es poco frecuente en comparación con las cifras de diagnóstico que se manejan en adultos, el cáncer infantil impactará no solo en el niño y en todas sus esferas, sino también en sus padres, madres, cuidadores principales y familia en general.
La vida de los padres con un hijo diagnosticado de cáncer se verá alterada desde el momento del diagnóstico, o incluso desde antes de que llegue, debido a las múltiples visitas al médico que suelen sufrir estos niños antes de recibir la noticia.
Su prioridad desde ese momento será centrarse en la enfermedad de su hijo, enfrentándose a numerosos desafíos emocionales, sociales y financieros.
Para hacer frente al cáncer, padres y madres pondrán en marcha estrategias de afrontamiento para gestionar el estrés y la ansiedad que esta nueva situación causará en muchos de ellos. Aunque supondrá una labor complicada, con la red adecuada de apoyos y recursos, podrán encontrar la manera de sobrellevar esta situación
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